En el caso particular del oro es preciso saber que se demanda principalmente como reserva de valor ante aumentos en la incertidumbre, esto implica que su demanda aumenta siempre que el mundo anda mal y su precio se mueve en sentido opuesto al de la salud económica global:
1- Cuando la economía global tambalea la gente busca seguridad y compra oro haciendo subir su valor.
2- En el momento que comienza a cobrar vigor la recuperación de las economías los inversores venden oro para colocarse en activos menos conservadores y más rentables, generando que su precio caiga.
El gráfico de su cotización marca máximos de U$S 1.800 por onza troy en plena vorágine de la crisis europea de 2012 mientras que luego, conforme se consolidaba la recuperación de los países desarrollados, su precio cede hasta los U$S 1.212 actuales.
A la hora de pensar en comprar oro debemos observar que se espera del mundo. Como primer indicio de que la economía global está sólida tenemos la suba de tasas de la Reserva Federal en EE.UU. en su última reunión, que no se hubiera dado de no considerar satisfactorio el desempeño del empleo y la actividad en el país del norte.
Los organismos internacionales prevén un crecimiento para la economía global de 3,5% en 2017 y 3,6% durante 2018, es decir, no ven crisis en el horizonte. Si esto es así el precio del oro no debería dispararse.
Un dato final: quien compró oro en 2013 a U$S 1.650 la onza troy, al cierre del viernes lleva acumulada una pérdida de 26,5% en dólares, sin contar que un dólar en 2013 tenía mayor poder de compra que hoy.
Los organismos internacionales prevén un crecimiento para la economía global de 3,5% en 2017 y 3,6% durante 2018, es decir, no ven crisis en el horizonte. Si esto es así el precio del oro no debería dispararse.
Un dato final: quien compró oro en 2013 a U$S 1.650 la onza troy, al cierre del viernes lleva acumulada una pérdida de 26,5% en dólares, sin contar que un dólar en 2013 tenía mayor poder de compra que hoy.
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